Albóndigas de garbanzos

Receta ↓ Ángela Solar

Descubre nuestra receta de albóndigas de garbanzos, una deliciosa alternativa vegetariana, jugosa y nutritiva. Sorprendentemente fáciles de preparar, estas albóndigas a base de garbanzos y especias te encantarán por su exquisito sabor. ¡Ideales para una comida rápida y saludable en cualquier día de la semana!

Los imprescindibles para tus albóndigas de garbanzos

¡Prepárate para descubrir los secretos de unas albóndigas de garbanzos que te dejarán sin palabras! Aquí tienes todo lo que necesitas.

• Garbanzos – Tienes dos opciones: los secos que, tras una noche de remojo, despiertan al día siguiente listos para cocerse, o la rapidez de los en conserva. Personalmente, me decanto por la versión casera cuando el tiempo no apremia; el sabor es incomparable.
• Especias y hierbas – El comino, el cilantro molido y una selección de hierbas frescas son el corazón de esta receta. No te cortes con ellas; son las responsables de ese aroma que invadirá tu cocina.
• Pan rallado – Este es el secreto para que tus albóndigas no se desmoronen y mantengan su forma con orgullo. Es el aliado perfecto de la humedad.
• Huevo – Es el pegamento que une todos los sabores. Sin él, nuestras creaciones culinarias serían solo un montón de ingredientes solitarios.
• Aceite de oliva – Un buen chorro de aceite de oliva virgen extra no solo es tradición, sino pura delicia. Asegura una cocción dorada y crujiente por fuera, jugosa por dentro.

Prepara la masa

Sigue estos consejos para preparar la masa de las albóndigas de manera sencilla y efectiva:

• Cuece y tritura los garbanzos: Hierve los garbanzos en agua con sal hasta que estén tiernos. Para comprobar si están listos, presiona uno entre el dedo pulgar y el índice; debe aplastarse fácilmente. Una vez cocidos, tritúralos en un procesador de alimentos hasta obtener una pasta suave. Si prefieres una textura más gruesa, puedes aplastarlos con un tenedor.
• Incorpora los ingredientes y mezcla: Agrega el pan rallado, el huevo, las especias y las hierbas a la pasta de garbanzos. Mezcla todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea y compacta. Asegúrate de no sobremezclar, ya que esto puede hacer que las albóndigas queden densas.

Forma las albóndigas

1. Consigue el tamaño y forma perfectos

Recuerda el tamaño de una nuez al formar tus albóndigas. De esta manera, se cocinarán uniformemente y serán más fáciles de manipular. Mi truco: hazlas redondas y compactas para que queden bien presentadas.

2. Evita que se desmoronen

Antes de cocinarlas, déjales reposar unos minutos para que los ingredientes se asienten y mantengan mejor su forma. Si aún se desmoronan, agrega un poco más de pan rallado a la mezcla. Esto me ha salvado más de una vez cuando preparo albóndigas en casa.

Cocción de las albóndigas

¡Vamos a darle vida a estas deliciosas albóndigas de garbanzos! Personalmente, me encanta cocinarlas en el horno, ya que quedan perfectamente doradas y crujientes por fuera, y jugosas por dentro.

De hecho, recuerdo la primera vez que las preparé para una cena con amigos, ¡fue un éxito total! Pero, ¡no te preocupes! También puedes cocinarlas en una sartén o en una freidora, dependiendo de tus preferencias y del tiempo que tengas disponible.

1. Horno: Precalienta a 200°C y hornea durante 20-25 minutos, o hasta que estén doradas y crujientes por fuera. Mi truco: coloca en una rejilla sobre una bandeja para hornear, así permites que el calor circule y se cocinen uniformemente. Además, puedes rociarlas con un poco de aceite de oliva antes de hornearlas para que queden aún más crujientes.
2. Sartén: Calienta una sartén a fuego medio-alto y añade un chorro de aceite de oliva. Cuando el aceite esté caliente, añade y cocina durante 3-4 minutos por cada lado, hasta que estén doradas y crujientes. Recuerda no sobrecargar la sartén, ya que esto podría hacer que se cocinen de manera desigual. Mi consejo: si no tienes una sartén lo suficientemente grande, cocina las albóndigas en tandas para asegurarte de que todas queden perfectas.
3. Freidora: Calienta a 180°C y fríe durante 3-4 minutos, o hasta que estén doradas y crujientes. Mi consejo: sé paciente y no frías demasiadas albóndigas a la vez, ya que esto podría bajar la temperatura del aceite y hacer que se cocinen de manera desigual. Además, asegúrate de secarlas bien antes de freírlas para evitar salpicaduras de aceite caliente.

Presentación y acompañamientos

Aquí tienes algunas ideas y sugerencias para presentar tu plato y combinarlas con deliciosas guarniciones y salsas.

1. Presentación atractiva

• Sirve las albóndigas en un plato hondo. Esto permitirá que los jugos y salsas se acumulen en el fondo, manteniendo las albóndigas jugosas y sabrosas. Además, un plato hondo permite una presentación más ordenada y atractiva.
• Decora el plato con hierbas frescas, como perejil o cilantro, para añadir un toque de color y sabor. También puedes espolvorear semillas de sésamo o de amapola para darle un aspecto más elegante.

2. Combina con guarniciones sabrosas

• Acompaña las albóndigas con arroz basmati o quinoa para un toque de granos integrales. Considera añadir especias como comino o pimentón a la guarnición para realzar su sabor.
• Considera servirlas con verduras asadas o al vapor, como calabacín, berenjena o brócoli, para equilibrar el plato. No olvides sazonar las verduras con sal, pimienta y un chorrito de aceite de oliva para potenciar su sabor.

3. Salsas perfectas

• Una salsa de yogur con ajo y eneldo combina perfectamente con las albóndigas de garbanzos y aporta frescura. Asegúrate de mezclar bien el ajo picado y el eneldo con el yogur para obtener una salsa homogénea y suave.
• Si prefieres un sabor más intenso, prueba una salsa de tomate casera o una salsa de pesto. Para la salsa de tomate, puedes añadir un poco de azúcar para contrarrestar la acidez, y para la salsa de pesto, puedes agregar queso parmesano rallado para darle más cremosidad.